Esta mañana intenté
paja aire nada
y me encontré, patética,
con ese shock de impotencia
metida de cuclillas en la bañera,
desplumada del coraje
para asumir siquiera
el mínimo rastro de placer
el mínimo rastro de poder
complacerme
a espaldas de fantasmas
y libre de tropiezos
poder
gritar sin arañarme
gritar sin llorar a cántaros
o retorcerme en la porcelana
demasiado frágil para mis ganas

gritar sin buscar nada
nada más que a mí misma
gritar con aquella voz
que no era prisionera tuya
ni de nadie
que aun podía vivir el deleite explícito
el deseo salvaje sin salvación
la condición sine qua non del placer
éste que tú
- entre otras -
me robaste
hace mucho tiempo ya
con el cariño del hielo y la sutileza
de quien se corta en el desván.