Me nace, me nace. Me nace el odio. La rabia. La impotencia. La sed. El vómito. La venganza. Me nace, me nacen. Las malditas balas. Las dagas. Las cruzadas que espero ansiosa contigo. La sangre a regañadientes. Lanzarte al vacío. Tirar de las sábanas. Quemarnos la luz. Me nace; Aborrecerte entera. Descuartizar tu divinidad con el cinismo y la calma perfecta de Grenouille. Me nace; Deshacerte entre tópicos y defectos banales, que sé que no importan, pero me sirven. Me nace, atarte al vacío y no mirar jamás atrás. Dejarte sola en el último rincon del mundo, y alejarme. Escuchar a lo lejos tus gritos, tus brazos llorando sangre y tus clavículas quebrándose en distintas direcciones. Me nace; Escupirte con mirada impávida. Lanzarte al océano más profundo. Ver cómo te comen los caimanes. Me nace, me nace. La violencia contigo. La violencia en contra de ti. La violencia inherente al alma, al cuerpo, al deseo, al éxtasis, y al placer. Violencia, violenta. Mierda. Olvidé regar mis violetas y puedo sentir cómo se marchitan al compás de tu cercanía. Corro a por cicuta, que o me nace matarte, o me nace morir.